MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
Asufin ha denunciado ante el Banco de España el modelo de tarjeta de débito diferido o tarjeta ‘híbrida’ que estaría impulsando CaixaBank con MyCard al entender que “presenta unas características que pueden no ser adecuadas para todos los consumidores”, según ha señalado en un comunicado este viernes.
En su denuncia, la asociación explica que la tarjeta híbrida, que se puede usar tanto de débito como de crédito, permite liquidaciones inferiores a un mes, en concreto, semanales, y está disponible tanto para particulares como, desde abril de 2022, para autónomos.
La asociación indica que en la opción de débito, esta tarjeta solo permite diferir el cargo un mínimo de dos días, es decir, “no permite hacer un cargo inmediato en la cuenta bancaria”. Además, incluye diferentes opciones de diferimiento de pago e incluso fraccionamiento de deudas.
“El poco éxito comercial de fórmulas anteriores para diferir el cargo (tarjeta de crédito con liquidación semanal) desde que empezó a comercializarla en marzo de 2020, ha llevado a CaixaBank a iniciar una campaña comercial muy agresiva para imponer la tarjeta MyCard desde principios de 2022 como sustituta de la de débito tradicional”, denuncia la asociación.
El protocolo para realizar la sustitución, según Asufin, sería “sencillo”. En primer lugar, el banco informaría a los clientes que la tarjeta de débito, que hasta ahora no tenía coste cumpliendo determinados requisitos, pasaría a costar 36 euros anuales; la de crédito, 48 euros al año.
Posteriormente, la entidad recomendaría a los usuarios cancelar su tarjeta para sustituirla por MyCard, con débito en diferido y sin ningún coste, tal y como sostiene Asufin. “Es decir, aparentemente se da opción al cliente, pero se presenta una oferta más atractiva, la gratuidad, para renunciar a un servicio esencial como es la tarjeta de débito”, sostiene la asociación, que habría recibido quejas de personas que, aun teniendo vigente la tarjeta de débito, habrían sido llamadas para sustituirla por la MyCard.
La denuncia también indica que los usuarios que han presentado más quejan serían antiguos clientes de Bankia. En concreto, la asociación afirma que ahora estos usuarios tendrían que optar por una tarjeta de crédito “encubierta, sin coste aparente, cuando con Bankia su tarjeta de débito no tenía ningún coste cumpliendo determinadas condiciones”.
Sin embargo, a pesar de no tener coste “aparentemente”, Asufin sostiene que en cada operación que realiza el consumidor “se está invitando a que aplace el pago, pudiendo ser el origen de un problema de sobreendeudamiento”. En el caso de la tarjeta MyCard, se permite fraccionamientos de hasta 12 meses, incluso después de que se haya hecho el cargo en cuenta –dos días después de la compra, retrocediendo el movimiento–, según recoge la asociación.
“Todas las modalidades de liquidación la asimilan a una tarjeta de crédito, lo que convierte un instrumento básico de pago, para emplear con el dinero disponible en cuenta, en un producto que invita al endeudamiento”, afirma la organización.
Señala que la tarjeta de débito como un instrumento de control del gasto es una medida “para evitar el sobreendeudamiento”, al cargar las compras sobre saldos. Sin embargo, las tarjetas de débito diferido “permiten comprar por encima del saldo” por la posibilidad de fraccionamiento de las operaciones en el momento de la compra y después.
Asufin recuerda que ya en febrero de este año remitió un documento a la Organización Europea de Consumidores (BEUC, por sus siglas en inglés) y a Finance Watch con el objetivo de hacer llegar a la Comisión Europea la petición de que estas tarjetas se incluyeran en la futura Directiva de Crédito al Consumo.
Tras presentar la denuncia ante el Banco de España, será el supervisor el que valore y decida si comienza la investigación o, por el contrario, archiva la demanda.