Rusia interrumpirá el suministro de gas a Polonia y Bulgaria desde este miércoles, tras la negativa de ambos países a efectuar los pagos de importación en rublos al gigante Gazprom.
Se trata de la última medida con la que Moscú responde a las sanciones occidentales por su invasión de Ucrania y que eleva el pulso internacional. En concreto entre Rusia y la UE que ha constatado su dependencia energética tanto del petróleo como del gas ruso. Es la primera vez que el Kremlin corta el suministro de gas de un país desde el comienzo de la invasión de Ucrania.
La polaca PGNiG fue la primera en anunciar este martes que el corte en el servicio se producirá tras concluir el viernes pasado el plazo impuesto por Moscú para abonar las importaciones energéticas en rublos, a lo que Varsovia se ha negado en repetidas ocasiones. Vladimir Putin ha firmado un decreto que establece que los países que Rusia considera “hostiles” a su guerra contra Ucrania tendrán que comprar gas ruso con la moneda rusa, el rublo, de lo contrario se cortará el suministro de gas. La Comisión Europea dijo que las empresas deben continuar pagando la moneda acordada en sus contratos con Gazprom, el 97 por ciento de los cuales son en euros o dólares.
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