MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
Estados Unidos (EE.UU.) puede convertirse “en poco tiempo” en el primer exportador mundial de gas natural licuado (GNL) y superar así a Catar y Australia, según la opinión del doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid y experto en transición energética Diego Rodríguez.
En un vídeo divulgativo sobre el mercado del gas y en el marco del alza de los precios de las materias primas energéticas, este investigador perteneciente también a la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) explica que en el mundo apenas hay 20 países que tienen gas natural y, a la vez, poseen la infraestructura necesaria para licuarlo.
“Estados Unidos comenzó a exportar mediante GNL hace pocos años. Es el que más crece y entiendo que en poco tiempo puede pasar a convertirse en el primer exportador mundial”, asevera el experto.
De hecho, el país norteamericano ya se ha convertido en el primer suministrador de gas natural a España, dado que tanto en enero como en febrero ha sido el principal exportador de este recurso a España, según los datos del boletín estadístico del operador del sistema gasista español, Enagás.
En los dos primeros meses de 2022, EE.UU. ha desbancado a Argelia y el gas procedente del país norteamericano ha supuesto el 32,9% del total importado, frente al 23,2% comprado al Estado africano.
Según explica Rodríguez, uno de los motivos que explican esta situación es el cierre del gasoducto Magreb-Europa debido al conflicto entre Argelia y Marruecos, país este último por el que discurre esta infraestructura.
Así, para paliar la disminución del gas que llegaba a través de ese gasoducto, España ha aumentado la cantidad de GNL que adquiere en los mercados internacionales y que se trae a través de buques metaneros hasta las plantas regasificadoras nacionales.
El experto apunta que si antes del cierre de esa infraestructura la cantidad de gas que llegaba por tubo y la que se compraba licuada se dividía prácticamente a partes iguales, en la actualidad estima que el GNL ha ganado cuota y se sitúa en torno al 60% de las importaciones.
De hecho, una de las principales ventajas de España en materia de gas es que cuenta con seis de las 20 plantas de regasificación de Europa. Sin embargo, su capacidad de almacenamiento es inferior a la de otros países del continente que dependen más del gas, como por ejemplo, Alemania.
A pesar de esa capacidad, uno de los obstáculos para proveer al resto del continene con gas regasificado en España es la necesidad del refuerzo de las interconexiones con Francia para que este recurso se pueda canalizar también hacia el centro y el norte de Europa.
MÁS GAS ALMACENADO E INDEPENDENCIA DE RUSIA
Rodríguez también desgrana las dos principales medidas que esta misma semana ha planteado la Comisión Europea (CE) para abaratar el coste de la energía y limitar la dependencia del gas ruso en el marco del alza de los precios en los mercados al calor de la guerra en Ucrania.
Por un lado, el experto considera que uno de los objetivos de la CE es que los países europeos se “pongan serios” con el nivel de almacenamiento de gas que se requiere al principio del periodo invernal.
En ese sentido, Rodríguez recuerda que este año la Red Europea de Operadores de Sistemas de Transmisión de Gas (Entsog, por sus siglas en inglés) “ya advirtió de que el nivel de partida al comienzo de la actual temporada de gas (en octubre) era especialmente bajo, por lo que se acumuló poco gas en la temporada de verano”.
El cometido del almacenamiento es paliar posibles problemas de suministro y, a su vez, lograr un equilibrio de precios. Esto se debe a que en verano, cuando la demanda de gas en menor en Europa, se tiene que acumular este recurso a un menor precio y así poder liberarlo en el invierno.
Sobre ello, señala que lo que ha planteado la CE es que a partir del 1 de octubre de 2022 el almacenamiento esté al 90% de la capacidad para “asegurar que no haya problemas el próximo invierno”.
La otra propuesta principal de la CE consiste en reducir la dependencia de Europa del gas ruso, que en estos momentos ronda el 45%, subraya Rodríguez.
A pesar de ello, la situación entre los Estados miembros es heterogénea, dado que hay países con una dependencia muy elevada del gas ruso, como Alemania, y otros, como España, en la que es mucho menor.
De hecho, en febrero de 2022 el peso de las importaciones por España de gas natural procedentes de Rusia tan solo representó el 5,7%.
“Transformar ese 45% y reducirlo de forma significativa es complejo. Sobre todo con la altísima heterogeneidad entre países. En el caso de España, al igual que en el de Reino Unido, es abordable vía GNL”, asevera.
En esa línea, considera que la UE ha presentado una “estrategia muy agresiva” para lograr sus objetivos y dentro de la misma algunas de las medidas tienen que ver con la diversificación del suministro o con la reducción mediante medidas de ahorro.
“Alemania es un caso crítico, porque siendo un país costero no tiene ni una planta de regasificación. Su depdendencia del gasoducto con Rusia y Noruega es total”, destaca Rodríguez.