El vertido de Perú ha dado un paso de gigante para Repsol al tener las primeras consecuencias accionariales y de valoración de ESG. JP Morgan habría vendido una parte de la participación que ostenta en la compañía a través de distintos vehículos. La compañía comunicó a la CNMV el 26 de enero tras unos movimientos de compra y venta durante el mes de enero en el que estuvo tomando posiciones y deshaciendo que rebajaba hasta el 0% su participación.
Algo que no es correcto, ya que JP Morgan no tiene obligación de comunicar por debajo del 5% una participación significativa. No se conoce el porcentaje en el que se ha quedado JP Morgan, aunque fuentes de la compañía apuntan que no es cero, a pesar de lo que indica el registro de la CNMV.
Fuentes cercanas a la compañía consultadas por Negocios TV afirman que este movimiento que se comunicó el 26 de enero se debe al vertido producido en Perú y al estricto procedimiento de ESG aplicado a las inversiones desde la compañía y en sus respectivos fondos y vehículos de inversión. “En cuanto se valoró desde Estados Unidos el riesgo de la inversión y, sobre todo, la posibilidad de perder el rating ESG que tenía la compañía se decidió por parte de JP Morgan abandonar su inversión en Repsol”, comentan estas fuentes. En alusión a la participación directa de la compañía.
JP Morgan queda así por debajo del 5% en el capital de Repsol. Pero el problema puede ampliarse si los fondos internacionales que todavía están en Repsol toman la misma medida. Según los datos en la CNMV Amundi todavía mantiene un 3,075%, Blackrock un 4,99% y Norges un 3,18%. En total, los fondos con participación relevante siguen teniendo un 12,76% tras la reducción de JP Morgan.
Los analistas consultados apuntan que un movimiento rápido de los fondos podría poner en peligro la acción de la compañía a corto y medio plazo. Aunque destacan que la compañía está en un proceso de recompra de acciones que podría poner freno a una hipotética caída del precio de la acción.
El problema puede agravarse tras conocerse que S&P está evaluando la nota ESG de la empresa. “En nuestra opinión, el incidente podría dar lugar a posibles cambios negativos en los resultados de la empresa en materia de residuos y contaminación, a partir de la sólida evaluación actual”, lo que podría tener repercusiones “en otros factores de nuestra Evaluación ESG, incluyendo las comunidades y el uso de la tierra y la biodiversidad, si Repsol no gestiona adecuadamente los efectos negativos en los puntos calientes de biodiversidad cercanos y en varios grupos de interés, incluyendo pescadores locales, artesanos y vendedores”, comentan desde la agencia.
En un comunicado, la agencia señala que supervisará “de cerca” los desarrollos para evaluar las implicaciones en su ‘Evaluación ESG’, que es una herramienta cualitativa de calificación de S&P destinada a medir la capacidad de las empresas para afrontar con éxito los retos relacionados con los riesgos medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo.
S&P estima que el incidente en Perú podría resultar en posibles cambios negativos en algunos aspectos medioambientales, a partir de su fuerte evaluación actual, así como en repercusiones en otros factores de su evaluación, incluidas las comunidades y el uso del suelo y la biodiversidad, “si Repsol no gestiona adecuadamente los efectos negativos en los puntos críticos de biodiversidad cercanos y en varias partes interesadas, incluidos pescadores, artesanos y vendedores locales”.
Así, la agencia, que indica que su objetivo es completar la revisión en los próximos meses, considera que cualquier posible efecto negativo en su puntuación en el perfil ESG de Repsol de 61 probablemente sería inferior a cinco puntos.
En este sentido, S&P reconoce que la causa principal del accidente, las olas extremas en la costa peruana después de una erupción volcánica en las islas Tonga, “es excepcional”.
Repsol ha cuantificado el tamaño del vertido en 10.396 barriles de crudo. Asimismo, la agencia considera que no se esperan más derrames de petróleo porque se han asegurado las válvulas de transporte y las respectivas barreras y la compañía ha dejado de bombear.
Además, el grupo informó ya de que se había completado el 50% de los trabajos de limpieza y que esperaba culminar la operación de limpieza del mar a mediados de febrero y la limpieza de la costa a finales de febrero.
Asimismo, la compañía ha llegado a acuerdos con comunidades locales, pescadores y otros comerciantes para facilitar ingresos inmediatos a más de 2.400 personas y está en conversaciones sobre acuerdos a largo plazo.