El índice de precios al consumo del Reino Unido escala en noviembre en el 5,1%, frente al 4,2% del mes anterior. Es el mayor incremento desde septiembre de 2011, según su Oficina Nacional de Estadísticas.
Este fuerte ascenso respondió al alza de los precios de los gastos energéticos de los hogares, el carburante, los automóviles de segunda mano y la ropa.
La inflación se sitúa muy por encima del objetivo del Banco de Inglaterra de mantenerla en el 2%. El organismo mantiene de momento los tipos de interés en el nivel mínimo histórico del 0,1%, pero no ha descartado un aumento para controlar la inflación.
Precisamente ayer, el FMI pidió a la autoridad monetaria británica que suba los tipos de interés.
Es una comunicación inusual por parte del Fondo, ya que tiene lugar justo antes de su reunión de mañana en la que, previsiblemente, el Banco de Inglaterra va a optar por dejar el precio del dinero en su nivel actual. Además, el FMI pide al Gobierno británico que mantenga la expansión fiscal, en especial ante la llegada de la variante ómicron.
El banco central británico ya sorprendió al mercado en el mes de noviembre, cuando no subió los tipos. Ahora, la llegada de ómicron ha complicado su tarea, ya que el rebrote de la pandemia provoca, por una parte, un frenazo de la actividad económica, mientras que, por esa misma razón, aumenta los problemas de abastecimiento y, con ellos, la escasez de productos, lo que a su vez tira de los precios al alza.