El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ha subrayado la necesidad de contar con un marco de política macroprudencial para las entidades financieras no bancarias más completo que ayude a garantizar que estas entidades sean más resistentes y puedan proporcionar una fuente de financiación más estable para la economía real.
Así lo ha puesto de manifiesto durante la V Conferencia Anual de la Junta Europea de Riesgo Sistémico (JERS), en la que De Guindos ha destacado que el sector financiero no bancario ha crecido considerablemente durante la última década y se ha convertido en una importante fuente de financiación para la economía real.
Aunque esto presenta “claros beneficios” para las empresas, que buscan diversificar sus fuentes de financiación, también tiene implicaciones para la estabilidad financiera y monetaria, según ha advertido.
Por un lado, De Guindos ha avisado de que las vulnerabilidades estructurales y la naturaleza cada vez más interconectada del sector financiero no bancario “plantean un riesgo considerable para el sistema financiero en general y la economía real”. “El sector de los fondos de inversión está ahora más expuesto al riesgo crediticio, al riesgo de duración y al riesgo de liquidez que antes de la pandemia”, ha asegurado.
Por otra parte, ha apuntado que las entidades no bancarias son “cruciales” para la transmisión de la política monetaria y que, para que esta se transmita sin problemas, las entidades no bancarias “deben poder proporcionar una fuente estable de financiación durante todo el ciclo financiero”.
Dado que la estabilidad financiera es una condición previa para la estabilidad de precios y viceversa, el vicepresidente del BCE ha advertido de que “se necesitan políticas macroprudenciales eficaces para mantener a raya los riesgos para la estabilidad financiera y, por lo tanto, complementar la política monetaria en la consecución de su objetivo de estabilidad de precios”.
De Guindos ha lamentado que el marco para el sector financiero no bancario carece, en gran medida, de una perspectiva macroprudencial, lo que implica que, cuando se deterioran las condiciones del mercado, las entidades no bancarias pueden amplificar el impacto.
“Esto es lo que vimos durante las primeras etapas de la pandemia, cuando el papel de los fondos monetarios y los fondos abiertos contrastaba con el del sector bancario. En lugar de amplificar el impacto, el sector bancario ayudó a absorberlo”, ha destacado.
En su opinión, ello subraya la necesidad de que las autoridades adopten “un enfoque integral” para fortalecer el marco de política macroprudencial para las entidades no bancarias.
Según ha apuntado, dicho marco debería adoptar una perspectiva de todo el sistema con un enfoque en la construcción de resiliencia ‘ex ante’ y tener como objetivo garantizar que las entidades no bancarias puedan proporcionar una fuente estable de financiación.
Asimismo, su desarrollo debería contar con flexibilidad para responder a los riesgos a medida que evolucionan, ha señalado De Guindos.
“Un marco macroprudencial más completo ayudará a garantizar que las entidades no bancarias sean más resistentes y, a su vez, una fuente de financiación más estable para la economía real, tanto en los buenos como en los malos tiempos. También debería reducir la necesidad de intervenciones extraordinarias del banco central en el futuro, ayudando así a aliviar las preocupaciones relacionadas con la asunción de riesgos excesivos y el riesgo moral”, ha destacado.