La CEOE y Cepyme coinciden en rechazar la propuesta y recuerdan que, mientras la remuneración de los asalariados prácticamente ha recuperado los niveles de 2019, el año anterior a la crisis, el excedente bruto de explotación todavía está muy lejos de normalizar su situación y continúa siendo un 6,6% inferior al de 2019.
Insisten en que “una nueva subida del SMI contribuirá a aumentar los costes laborales y la presión sobre los márgenes de las empresas”. Creen que eso, unido a otros riesgos como el encarecimiento de las materias primas o los cuellos de botella en las cadenas globales de suministro, pueden llevar a un menor dinamismo económico en el futuro y a una menor creación de empleo.
Además, califican la propuesta como algo “inasumible” para sectores vulnerables como el agrícola o el de la limpieza y la hostelería; advierten que el incremento tendrá un impacto directo sobre las nóminas de cerca de 1,5 millones de trabajadores, lo que supondrán un daño inminente y grave para miles de empresas españolas.